Me encantan las mándalas y toda la energía, la calma y la paz al pintar una mándala. Y me encanta ver pintar mándalas a los pequeños de la casa. Nos ayudan y mucho en concentración, en creatividad, en disfrutar de la elección de colores y sus contrastes. Pintar mándalas es una forma maravillosa de parar y sentir realmente el significado del famoso «aquí y ahora» dejándote llevar por la inspiración. Y esta recomendado para todas las edades, mayores, medianos y pequeños!!!

Esta mándala la hemos pintado con los chiquis de la casa.

Al pintar una mándala trabajan los dos hemisferios del cerebro, el hemisferio derecho, creativo y artístico  y el hemisferio izquierdo el metódico y detallista  así de esta manera llegamos a un trabajo en equilibrio. Es una bella combinación de arte y terapia.

 

La dinámica es muy sencilla puedes crear tu propia mándala o simplemente colorear una que ya este hecha. Utilizamos lápices de colores, ceras, rotuladores, la pintura que más te guste. Hay personas que respetan la simetría de los colores, puedes empezar desde el centro hacia afuera o a la inversa, pero yo me baso siempre en dejarnos llevar y disfrutar del momento.

 

Me atrae mucho la idea de decorar nuestra casa con mándalas, creando un espacio muy zen, que nos transporte a un espacio de energía positiva, calma, serenidad y que al mismo tiempo encontremos color, diseño, tendencia.

Las podemos crear  sobre lienzos, textiles, maderas, muebles, en las paredes, en el suelo, , etc etc…

También podemos confeccionar pequeños detalles. Esta piedras pintadas son fabulosas.

Me guardo para hacer estos dos proyectos, que adaptaré a mi propio estilo de trabajo. Me hubiera gustado muchísimo encontrar al autor de los trabajos y compartir la fuente con todos vosotros.

Las imágenes hablan por si solas del cariño que hay puestos en estos trabajos.

 

Os dejo con una frase que leí hace tiempo y decía; que nuestro universo es una gran mándala. No digo nada más, contemplad!!!

 

Abrazos a mil!!! Y muy feliz fin de semana!!! 🙂